JULIO VALLES ROJO

Mi Navidad de hace 50 años.

La cocina en Castilla y León ha evolucionado muy poco sobre todo si hablamos de los últimos 50 años y de las celebraciones gastronómicas más tradicionales como puede ser la Navidad. Sin embargo, si acudimos a nuestra memoria vemos que lo que si han cambiado son los productos con los que elaboramos nuestra cenas y comidas navideñas.

Paralelamente también han cambiado algunas costumbres en el orden de los platos, algo que está en continua mutación; como ejemplo tenemos las frutas que hace muchos años comíamos antes de la comida o cena, recuérdese que la sandía era un aperitivo en verano, como los higos las acerolas y las naranjas. En la actualidad el orden de los platos es casi fijo, con los mariscos en forma de aperitivo o entrante, los pescados en segundo lugar y las carnes, fundamentalmente cordero, como final antes de acometer los postres a base de turrones, polvorones, mazapanes y otros dulces típicos de Navidad.

En un momento de necesidad de economía doméstica sería importante volver la vista atrás y recuperar alguno de los platos que hace casi medio siglo constituían el menú navideño. Salvando las distancias que suponen las distintas zonas de nuestra Comunidad con sus peculiares costumbres culinarias y las dificultades de aprovisionamiento de muchos productos en ciertas zonas rurales, podemos componer un ramillete de platos para elaborar la cena navideña y la comida del día de Navidad que normalmente se repetían en las fiestas de fin de año.

En mi casa siempre había un entrante a modo de aperitivo a base de “banderillas” de pepinillo, anchoa, pimiento rojo asado y aceitunas, bien regado con un poco de Vermut rojo aligerado con gaseosa para las damas y con un poco de vino blanco para los hombres, es decir el célebre manchado.

La sopa de almendras era comienzo de cena de nochebuena en muchas casas en los años 50 y 60. Era una sopa salada con caldo, pan, carne o pescado y por supuesto almendras, que también eran protagonistas en otro entrante como era el cardo guisado con este fruto seco

Otra opción era la lombarda, cocida y aliñada de diversas formas: al ajo arriero, con pasas y piñones, con manzanas y hasta con un toque de miel.

No faltaba en muchas casas un consomé potente de sabores como recuerdo de una época de penuria en la que este plato suponía un reconstituyente saludable y nutritivo.

Los platos de pescado también eran protagonistas en estas fechas, generalmente se asaban en el horno con cebolla y siempre marcados con rajas de limón en los lomos, variaban entre el chicharro o el besugo dependiendo de las posibilidades económicas aunque el besugo fue imponiéndose poco a poco hasta constituir un icono de la cena de nochebuena durante muchos años, algo que en muchos hogares aun perdura. Como variante estaba el bacalao rebozado que normalmente se alternaba con los asados sobre todo en la comida de Navidad y que solía acompañarse con una ensalada de escarola aliñada con granada.

.    .   

 

Los platos de carne fueron evolucionando entre los años 50 donde el protagonista era el pollo guisado con tomate, unos pollo llamados tomateros plenos de sabor y terneza debido a sus pocos meses de vida en corral hasta el pavo americano de mayor porte, y asado en aquellos hogares que contaran con un buen horno, era tradicional ver las piaras de pavos por la calle en torno a los mercados de la ciudad.

Posteriormente desde finales de los años 60 se fue imponiendo tanto el pavo como el lechazo, hasta que este acaparó todo el protagonismo bien asado o en chuletillas

.

En los postres había naranjas, mandarinas y frutos secos: el “cascajo” seguido de frutas escarchadas reminiscencia de los antiguos letuarios y unas surtidas bandejas con mazapanes, peladillas, polvorones y turrones entre los que destacaba también un guirlache de piñones y para los niños la anguila de mazapán regalo de sus padrinos

. .

Para pasar los turrones los licores más apetecidos eran el Licor 43 y el Benedictine

Estos menús navideños podían recuperarse sobre todo para superar la maltrecha economía de muchos hogares, pero gozando de unos platos sin duda suculentos y de menor coste que los actuales que se han ido imponiendo a base de mariscos y pescados caros. Feliz Navidad.